"¡Cuántos gobernantes han meditado sus actos en un cuarto de baño como si fuera su despacho, al extremo de no distinguirse dónde han resuelto más asuntos y dónde hacen más… decisiones incorrectas!" Les Luthiers

sábado, 7 de mayo de 2011

Ley 100... En tus manos encomiendo mi Espíritu.

Tomado de Fabrographiks 
Después de observar con mucho detalle, hemos encontrado que las personas más sanas del continente, son los habitantes del país del sagrado corazón; ésto debido, no a la dieta de papas y arroz a la cual están acostumbrados los colombianos, sino a las pésimas condiciones de nuestro sistema de salud, ya que en nuestra nación es prácticamente un pecado mortal el adquirir una enfermedad.

Todo esto es uno de los grandes logros de la ley que creó el sistema de seguridad social integral y de regulación de los servicios a la salud, conocida por todos nosotros como la ley 100, el cuál, sabemos  todos, es una medida que adoptó el gobierno para 'beneficiar' a los más pobres del país con "un servicio médico de calidad". En teoría, la ley 100 buscó crear una cobertura nacional del deplorable sistema de salud vivido en las décadas anteriores al 90, donde los más privilegiados tenían acceso a los servicios médicos, mientras que las personas de bajos recursos no podían acceder a éste derecho. Repito, en teoría, el sistema de la ley 100, de la misma forma que muchas leyes en el país, buscan "beneficiar a los más desprotegidos", cosa que la gente acepta con agrado sin sentarse a mirar las posibles consecuencias de la generosidad del Estado. 

Ahora bien, no queremos decir que el Estado posea un gobierno autoritario y déspota (no queremos ser demandados por injuria, cosa que está de moda), pero si podemos decir que el Estado en sí mismo, nos ha privado del derecho que tenemos todos al acceso libre a la salud al permitir que algunas entidades prestadoras de éste servicio, monopolicen el sistema de la forma como lo han hecho, enriqueciéndose con el dinero de los contribuyentes, dinero que beneficia al colectivo y mejora las condiciones de vida de los colombianos.  Es increíble que en un sistema que se haga llamar democrático, lo primero  que busque es reducir las calidades de vida de sus electores, y más aún, que permita los abusos de muchas entidades, que abiertamente delinquen al negociar directamente con los derechos fundamentales de las personas.

¿A qué se debe todo ésto?, la pregunta es hasta estúpida en su formulación, ya que es el mismo Estado quién permite éste tipo de abusos al considerarles una libertad financiera a todos los contratistas del mismo, sin objetarles el mal uso del dinero que han puesto bajo su administración. Al mismo tiempo, debemos acotar que es desde el mismo legislativo donde se permiten los abusos, al aprobar decretos que permiten el enriquecimiento ilícito de las entidades contratantes, cosa que hacen sobornando funcionarios quienes son los que a la largo plazo, buscan aprobar las leyes por pupitrazo (cosa común con las leyes polémicas en nuestro corrupto país). Ahora, que se ha destapado la olla podrida, con tantos secretos a voces, y que gracias a los medios se ha convertido en polémica, el Ministerio de protección social (que a la única que realmente protege es a la alta sociedad) decide defender a capa y espada el proyecto que busca generar regalías de un sistema que tiene como único fin la muerte de sus pacientes. No es de extrañarse que tantas irregularidades presentadas en los centros médicos (entiéndase: paseos de la muerte, sobrefacruración, subvaloración médica, inoperancia de los servicios básicos y sobre todo, abuso de autoridad) provengan precisamente de los beneficios que el Estado les otorga a las EPS y ARS. 

Tampoco es de extrañarse que la supersalud no indague acerca de las actividades ilícitas que hacen las empresas adscritas a ésta figura, ya que es ésta misma entidad la que permite que los procesos irregulares sean impunes y permitan que casos como los 'paseos de la muerte' sigan sucediendo día tras día, cosa que no se denuncia abiertamente ya que las EPS posiblemente sobornen a las familias de las víctimas con indemnizaciones que a la larga nunca pagan. Tampoco investigan el por qué dichas empresas contratan personal médico especializado para explotarlo, vemos gracias a la ley 100 que los médicos deben conformarse a hacer una labor de orientadores de la salud, y no justamente el rol para el cuál fueron capacitados, y son obligados a tratar enfermedades de alto costo y de grave complejidad con antibióticos básicos y analgésicos de bajo poder (acetaminofén). 

Dado lo anterior, podemos decir con seguridad que la salud de los colombianos pende de un hilo, también que los colombianos ya 'no se enferman' aunque sabemos, que en el momento que sucede, buscamos recuperarnos recurriendo a la medicina tradicional de la abuela, ya que da lo mismo eso que ir al médico en algunos casos especiales. Necesitamos levantar nuestra voz en contra de ésta dichosa ley, ya que nuestros enfermos no pueden seguir muriendo en las salas de espera de la "muy bien equipada"  red hospitalaria del país del sagrado corazón.