"¡Cuántos gobernantes han meditado sus actos en un cuarto de baño como si fuera su despacho, al extremo de no distinguirse dónde han resuelto más asuntos y dónde hacen más… decisiones incorrectas!" Les Luthiers

viernes, 22 de junio de 2012

Simón el vivito.


Cortesía: Fabrográfics 
Simón el vivito llamó al pastelero:
"¡A ver la reforma! ¡la quiero aprobar!"
Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero
ver cuantos micos, me vas a pasar.
Leyó unas cuartillas el buen Simoncito
y dijo: ¡De veras! no veo ni unito.

A Simón Gaviria le gusta el Estado
y quiere consolidarse como senador,
y pasa las horas sentado, sentado,
leyendo hojas en blanco, llamándose doctor.

Hizo Simoncito una lectura leve
y al azar unas hojas también se saltó,
pero del proyecto se deshizo en breve,
y lo firmó todito, después se largó .

Al día siguiente vio que la había embarrado
y dijo: ¡Lo siento! Ya nada puedo hacer.
Los medios masivos ya duro han criticado
y de sus preguntas no pudo correr.

Se lavó las manos, alegó agotamiento
y porque su mamita a dormir lo envió;
¡qué irresponsable por éste esperpento!,
pobre Simoncito todo mal le salió.

Queriendo ser opositor de otrora,
remata y bendice a los que siempre objetó.
Qué pesar Simoncito, que por dar tanta lora
del lado de los narcos sin pensar terminó.