Crímenes de lesa humanidad, un término bastante complejo para definir en un simple artículo; inclusive, es casi imposible definirlo en nuestro contexto social y nacional ya que en nuestro país esa palabra tiene varias connotaciones y diversos significados para los diferentes grupos sociales. Así, por ejemplo, vemos que para el Estado los crímenes de lesa humanidad son aquellos que atentan contra la dignidad humana, que causen sufrimiento físico y mental sus víctimas, y se apegan al estatuto de Roma; repito, esto piensa el Estado y lo consolida en sus leyes, pero de aquí a la práctica, vemos que un crimen de lesa humanidad es aquel que haga un contradictor y no se sujete al estatuto internacional.
Pero ¿Qué sucede con los crímenes de Estado en el país del sagrado corazón? Estoy convencido que una inmensa mayoría de los colombianos contestarían que no pasa nada, y nada más alejado de la realidad que este concepto; políticos atentando y empobreciendo a un país llevando a la indigencia a muchos, militares asesinando con el fin de mostrar resultados de una guerra sutilmente parodiada, cometiendo actos seviciosos o explorando su sexualidad con infantes los cuales asesinan sin ninguna explicación de las autoridades.
En vista de todo esto, es natural que la gente comience a dudar de la legitimidad de un Estado ya que es por su corrupción excesiva que cada día se hunde más en un lodazal hecho por la sangre derramada de muchos inocentes y que quedan hundidos en la impunidad ya que 'la justicia al de corbata exime'.
Surgen mil preguntas a partir de la anterior declaración y una de ellas tiene que ver directamente con la administración de justicia, ya que es bastante diciente que el Estado pretenda juzgar en todo derecho y ser imparcial en la imposición de la misma, pero condene a la hoguera solo a aquellos que quiera someter, ignorando que tienen rabo de paja y que también pueden quemarse de un momento a otro. Esto se puede demostrar con los cientos de casos que hoy por hoy quedan en la impunidad porque equis juez en medio de su 'infalible' fallo, prefiere liberar y exonerar a los delincuentes por motivos que no tienen nada que ver con la ley, o que inventan mil excusas para no llevar los procesos a cabo y librarse de sus responsabilidad aplicando instrumentos jurídicos bastante cuestionables.
Que tristeza ver un país que tema cada vez que se prende un ventilador ya que puede ser salpicado por la llama y terminar en una cárcel como muchos políticos en la actualidad, que asesine a sus pensadores, persiga a sus opositores y destruya la vida de personas honestas que, como muchos colombianos quieren conducir al país a algo mejor.
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