"¡Cuántos gobernantes han meditado sus actos en un cuarto de baño como si fuera su despacho, al extremo de no distinguirse dónde han resuelto más asuntos y dónde hacen más… decisiones incorrectas!" Les Luthiers

viernes, 14 de enero de 2011

Por un periodismo sin Bozal

"Ojalá volvieran los aquellos tiempos donde el opinar fuera una labor respetada y donde los medios hicieran su labor sin represalias", sería la sentencia de alguien que no conoce la movida política y moral del pueblo colombiano, en cuanto a los medios de comunicación se refiere. 

Desde que tengo uso de razón he visto que el derecho a informar es mal visto por los líderes políticos, quienes de una forma u otra persiguen a los periodistas, para silenciar sus oscuros pasados (de los políticos) y así permanecer en el poder. He visto como los medios se reprimen para obedecer las políticas de gobierno y permanecer así  dentro de su jerarquía, sin importar si con esto desinforman al pueblo; para ellos es mejor el dinero que la verdad. 

Es en medio de este flagelo que viven los comunicadores y periodistas, que algunos surgen y hacen su labor con excelencia, sin embargo, tan pronto como tocan temas sensibles que enlodecen los blancos cuellos de estos ladrones políticos, son perseguidos, asesinados y expatriados. Esta es la tendencia desde hace varias décadas -por no decir de la historia-, de este país marchito.  

Dado lo anterior, podría entonces justificar la mediocre labor de los medios televisivos, ya que ellos son la viva imagen de la mendicidad periodística; parecen pobres diablos que viven sometidos a la represión de los poderes de Estado, y de políticos corruptos que los coaccionan a hacer algo diferente a su labor. Se han limitado a dar publicidad política al estadista de turno, y olvidando su labor informativa, se dedican a confundir a un pueblo ignorante, que cree ciegamente en ellos y que son fácilmente manipulables, lo cual, es aprovechado en gran medida por la falta de criterio de muchos pseudocomunicadores, que muy a pesar de ostentar un título universitario que lo acredita para el cargo, prefieren vivir de la pornomiseria y el amarillismo, cosas que a un pueblo vulgar le gusta y que pide a gritos. Comunicadores deshonestos que buscan aprovechar su libertad de prensa para violar las intimidades ajenas, y abusar con esto de éstos pobres pendejos que, sonrientes por aparecer en televisión nacional, soportan toda clase de abusos a su privacidad. 

En Colombia la libertad de prensa siempre ha sido y será un mito, una utopía a alcanzar, una simple ilusión a menos que se reformen los parámetros de protección a los comunicadores. Es importante alzar la voz en medio de esta situación ya que es desde las máximas autoridades del país que vienen violentando a los periodistas cuando quieren ejercer su labor dignamente, aunque los medios no lo reporten, aún siguen asesinando periodistas, aún siguen amenazándolos, aún siguen imputándoles calificativos que los condenan a muerte en un país tan violento como este. 

Queda entonces muchas incógnitas en el aire: ¿Qué es lo que los medios realmente informan?, ¿será que los medios informan solo lo que el vulgo quiere y no lo que necesita?, ¿está sometido el periodismo a las directivas egoístas de los políticos corruptos?, si el Estado tiene la obligación de protegerlos, ¿por qué los persigue?, ¿por qué razón habla en contra de los periodistas investigativos que cumplen con su labor tildándolos de instrumentos de la delincuencia y con ésto, condenándolos a muerte?. Es evidente que mientras no haya respuesta a este tipo de inquietudes, la situación empeorará cada día condenando a los comunicadores sociales a una vida paria o de destierro total.

Por lo pronto quiero un periodismo sin temores, un periodismo ético y verás, un periodismo sin bozal que emprenda desde su labor una evolución social, una labor digna y promisoria que ayude a conducir a este país a una reforma real, volver a creer en los medios, y que éstos defiendan sus ideales por encima de los ideales de los corruptos. 

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