"¡Cuántos gobernantes han meditado sus actos en un cuarto de baño como si fuera su despacho, al extremo de no distinguirse dónde han resuelto más asuntos y dónde hacen más… decisiones incorrectas!" Les Luthiers

viernes, 31 de diciembre de 2010

¿Prosperidad democrática? Sí, solo para los Ricos.

"Más trabajo, mejor pagado"; reza una de las frases que impulsaron a líder del movimiento "prosperidad democrática" al primer cargo de la Nación. Pero en sí, ¿Qué significaban realmente estas palabras? Por más especulaciones y teorías que entre académicos y personajes ilustrados en este país se han formulado, la hipótesis más fuerte que se ha planteado es que el autor de esa frase se refería a su cuenta personal, ya que fue el único lucrado durante la campaña y que realmente su trabajo se basó en no permitir que ésto llegara a algún tribunal por plagio.

En medio de tantas hipótesis formuladas, nos preguntamos a quiénes realmente llegarían esas palabra, ya que fue un éxito contundente en las elecciones pasadas, y dieron tal resultado que rezagaron a su contendor. Ahora bien, ésta oración ha tomado una importancia política y social bastante grande: Los grandes contribuyentes apoyaron la medida de una manera unánime y firmaron su participación en este proyecto; traducción: La prosperidad democrática es para los pobres empresarios que viven a costa del vulgo.

La declaración anterior se puede corroborar con el generoso aumento al salario mínimo de los trabajadores comunes que los grandes empresarios, los cuales, bajo la tutela del Presidente Juan Manuel Santos, han ofrecido como gran aplicación del mensaje bandera de su gobierno: Hacer más próspera la nación. Y es con éste aumento tan grande (Que para el director de FEDESARROLLO es una exageración), donde vemos que Santos comenzó a cumplir todas sus promesas de campaña. Señores Empresarios, no se alarmen, a pesar de todas las peticiones de los guisos del común, que pretendían un doloroso 5% gracias a la gestión del Estado pueden dormir tranquilos, solo fue del 3,4% que no permitirá que los vean como déspotas amantes del dinero, y seres extremadamente codiciosos, sino como unas personas que tienen conciencia social (Lo cual entre nos sabemos que es un mito, esa palabra es desconocida en su diccionario)

La prosperidad democrática se puede definir también como aquello que hacen los empresarios de común acuerdo, pues son los únicos que prosperan y mandan en éste país, por eso vemos a los poderes de Estado arrodillados frente a estos poderosos de la economía, vemos que ellos ponen al Gobierno a  discutir con los pobres trabajadores, que a duras penas sobreviven con un mísero salario, y que solo piden condiciones para vivir mejor. Que bueno sería, que así como tenemos un salario mínimo que se actualiza y condiciona anualmente, existiera un salario máximo, y que tuviera un crecimiento proporcional a la inflación presentada durante todo el año. Sería muy divertido ver a personas como Tomás y Jerónimo Uribe haciendo puyas al Gobierno para que se le diera un solo punto más alto que la inflación, o al director de la cámara de comercio haciendo huelgas de hambre con el fin que le den unos centavitos más, ¿y qué decir de las palabras del presidente de FEDESARROLLO, Roberto Steiner, proclamando por todos los diarios el atropello que hace el Estado a sus incómodas carteras llenas de dinero haciendo un incremento del 3%, ya que es el aumento más alto de Latinoamérica? Creo que la innumerable lista de justificaciones con el fin de promover un aumento del salario máximo, convencerían a los más escépticos de hacer el aumento por encima de la inflación.

Ya sabemos que ante estas palabras no falta el insensato, que por ahí, comenzará a hacer cuentas extremistas, diciendo que el Estado se volverá más pobre aún con esos aumentos tan exagerados; pero tranquilos, no se preocupen, pues esa platica se recupera en un santiamén, y por esa razón, nuestro consciente gobernante pensó en ustedes y sus bolsillos, rediseñó un aumento del 8% en las tarifas de los transportes y un 6% en la gasolina. Habrá un aumento gradual en los precios de los servicios públicos, y lo más divertido de todo, es que el colombiano ignorante seguirá pagando sin decir una sola palabra, pues solo vendrán a quejarse hasta que este gobierno cuando estén ebrios o sumidos en la desesperación y encierro hogareños.

Es hora que empecemos a ver que las utópicas soluciones dadas dentro del plan de campaña de Juan Manuel Santos no tendrán un feliz término, si seguimos esperando a que los pobres sean acogidos y vivan bajo la prosperidad democrática que por 'derecho' tienen los grandes contribuyentes, sino de las miserias que caigan de la mesa de los mismos. Prosperidad democrática, entonces, se podría definir cómo la prosperidad que adquieren los estadistas que se enriquecen a costa del Estado y del trabajo de un  pueblo ignorante.

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