"¡Cuántos gobernantes han meditado sus actos en un cuarto de baño como si fuera su despacho, al extremo de no distinguirse dónde han resuelto más asuntos y dónde hacen más… decisiones incorrectas!" Les Luthiers

viernes, 1 de abril de 2011

¡Tiene derecho a permanecer muerto!

Colombia se declaró hace muchos años como el país del Sagrado corazón, pero dadas las circunstancias, proponemos que a partir de hoy, llamemos a nuestra patria: "la nación protegida por el velo de la Santa Muerte". Esto como consecuencia de las generosas ofrendas que a diario le dedicamos, que son representadas en cientos de vidas, y las cuales han alimentando nuestro suelo, ya sea con la dulce sangre labriega que abona los campos o con el fermento de los descompuestos cuerpos que habitan las miles de fosas comunes que  tenemos en nuestros bosques.

Esa declaración surge después de meditar acerca de la pregunta: ¿Por qué razón se presentan abusos  en nuestra tierra? ante la cual solo surge una obvia respuesta es obvia: Corrupción; es ésta maldita corrupción la que hace que en Colombia muchos de los delitos sean excarcelables para los políticos, pero sean ejemplarizantes para personas de menos recursos, que no pueden costearse un abogado de alto nivel. 

Es gracias a éstos políticos es que en nuestro país se habla de derechos humanos; por lo general, el debate acerca de los mismos surge en medio de escándalos fuertes, donde personas prestantes en esta nación sienten que han sido vulnerados en sus derechos fundamentales. Sin embargo, cuando se habla de éste tipo de derechos, se pide olvidar muchos otros que son violados a diario en éste sucio país.

Debemos tener en cuenta que es en medio de tanta porquería donde personas inescrupulosas exigen el respeto por sus derechos, esto es, justo en el momento que se sienten acorralados. Para sustentar lo anterior, tenemos el caso del Senador Iván Moreno, que en miras de dilatar un proceso disciplinario, argumentó que se estaba violando uno de sus derechos fundamentales (su derecho a la defensa), pues estaba en medio de un proceso sin abogado que lo defendiese (cosa que no es necesaria en éste tipo de trámites). Hasta el momento, las prórrogas no se hacen esperar y por lo que vemos, el caso terminará como muchos más, archivado en el olvido, y veremos al afamado político disfrutando impunemente su libertad. 

Cuán triste es ver que el único derecho que no se le viola a un pobre en éste país es el de permanecer muerto, o en silencio. Me dirán que el primero no es un derecho en sí, que es más bien una condición, y tienen razón. Pero en Colombia da lo mismo estar muerto que en silencio, y es más sencillo para un pobre irse a un cementerio, que luchar por la equidad social o en beneficio de los suyos, más cuando sus derechos pasan por encima de los intereses de unos pocos con poder político y económico. 

Así mismo, es bastante deplorable -por no decir aberrante-, que en Colombia, un país que constitucionalmente considere a todos como seres iguales ante la justicia, tenga favoritismos por equis  o ye estrato o por ciertas élites sociales, teniendo escalafones o castas, donde los intocables o parias sean aquellas personas desplazadas por la violencia -que el mismo estado patrocina y fomenta con su inequidad-. Tenemos casos donde la prioridad de la justicia se inclina por aquellas familias prestantes, y ponemos como ejemplo el caso de los jóvenes asesinados en córdoba, los cuales eran estudiantes de la universidad de los Andes. Frente a esto diremos: ¿Y qué paso con aquellos que esa misma semana fueron asesinados y que eran estudiantes del SENA?

Derecho a permanecer muerto, es el único derecho que no te niegan, al contrario, es el que más ayudan a cumplir en éste país. Si eres detractor del corrupto gobierno Uribe, o si eres un adolescente de un sector marginal de la ciudad, incluso, si eres un campesino que busca que te restituyan ciertos terrenos para poder darle de comer a tu familia, con gusto hay agentes del Estado, y agentes particulares que te hacen el favor de pasarte a una mejor vida.

Pero, ¿qué hace la sociedad frente a estos casos? solo responde justificando lo que hacen los corruptos, pensando que con eso, pueden hacer mejor las cosas. Es increíble que la sociedad de pronuncie por hechos triviales -y admito, son fuertes y reprochables- como es el maltrato a los animales, y guarde silencio, celebre o simplemente mire a otro lado, cuando los derechos de cierta población son violados, o como muchos, son asesinados a sangre fría para robarles un celular o cierta cantidad de dinero que posea en sus bolsillos.

¿Cuándo esta miserable sociedad aprenderá que no debe depender del gobierno para hacer respetar sus derechos?, ¿debemos esperar a que asesinen, violen o ultrajen los derechos de un familiar cercano para que reaccionemos?, ¿cómo esperamos que la situación cambie para bien, si lo único que somos capaces de patrocinar es el robo, el homicidio y el abuso sexual?

Colombia es uno de los países Latinoamericanos con más violaciones a los derechos humanos, y somos colaboradores activos en el crecimiento de éste flagelo, ya que esperamos que los demás hagan las cosas que nos competen directamente a nosotros, limitándonos en nuestro llano y vago pensamiento que reza "Si me lo hacen a mí, tengo el derecho moral para hacerlo a otros". Surgiendo del Inodoro espera que los colombianos comprendan que las herramientas que nos da la justicia son para usarlas en pro de los que son oprimidos, y no en pro de los intereses personales que apremiarán cuando se vean en medio de diversos problemas, los cuales son una consecuencia directa de sus asquerosos actos, y que no necesariamente son aplicables para evitar el castigo que responsablemente debería enfrentar.

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